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jueves, 6 de noviembre de 2014

Ilustraciones de la artista María Maynar. Carlota Santabárbara

 


María Maynar.
Tinta, 2014. Para "El pez de la despedida".
 

 
El pez de la despedida, libro de poemas de Luz Rodríguez,
con ilustraciones de la artista María Maynar.

Carlota Santabárbara
Miembro de AACA y AEC
 
En los dibujos que acompañan a El Pez de la despedida, María Maynar (Zaragoza, Aragón, 1959) nos sumerge en un mundo mágico submarino donde los peces y los corales bailan al son de las palabras de Luz. No reflejan fiel y literal el acontecer narrativo de este libro de poemas, lo acompañan, como una amiga que está presente en el duelo. Las manchas de tinta dialogan al son de las palabras, desde una visión periférica; sugeridas, en una misma sintonía, paralelas; desde la cercanía de quien se siente próximo y empático a un sentimiento universal. El sufrimiento del desamor.
Sus pinturas son como ella, juguetonas, lúdicas, reflexivas, sugerentes, donde el animal marino que ilustra El bestiario parece alimentarse o tal vez sacar de sí todo un mundo, donde los peces de sus dibujos, que acompañan a Las Biografías y al título mismo, juegan a perseguirse o a observarse. Imágenes no descriptivas que nos hacen volar la imaginación, pasear la visión; que nos evocan sin contarnos lo que hay, como en Bullicio de desamor, donde el dramatismo de las manchas de tinta extendidas en el papel expresan el llanto, el sufrimiento. En Arrecifes las siluetas flotan de un modo orgánico sobre un rostro femenino con los ojos vendados, sin embargo en El Pez de la despedida, tal vez un tiburón martillo, los cuerpos se atraen a la vez que experimentan la distancia que los separa.
Destacan las transparencias creadas por las aguadas de tinta que generan superficies plateadas y brillantes en los peces que habitan ese mundo abisal, donde las burbujas parecen dar vida a una serie de habitantes imaginarios, con carácter simbólico, fuertes a la vez que sutiles y volátiles.
La belleza hegeliana está latente en las Imágenes que ilustran este poemario, trazos que manifiestan el Espíritu, ese que nos es común y que fluye en el cuerpo de la obra.
 
http://www.aacadigital.com/contenido.php?idarticulo=1004


miércoles, 5 de noviembre de 2014

Obras de Germán Díez, Paco Rallo y Pedro J. Sanz




Fotografías: Jose Luis Gamboa.

 
Obras de Germán Díez, Paco Rallo y Pedro J. Sanz

Galería Pilar Ginés, Zaragoza

 
Manuel Pérez-Lizano Forns
Presidente de AACA y Vicepresidente de AECA

 


 
In situ. 3 miradas es el título de la exposición inaugurada en la galería Pilar Ginés, 22 de mayo al 22 de junio, con la unión de tres artistas muy diferentes acoplados sin problemas por la impecable distribución del espacio. Como un deseado y envolvente paseo que nunca agota. Los tres zaragozanos de siempre aunque Díez y Sanz hayan nacido, respectivamente, en La Almunia de Doña Godina (Zaragoza) y Orea (Guadalajara).

Lo expuesto por Germán Díez se titula Sopra i tigli di fallavecchia, pues conviene recordar que desde hace un tiempo está vinculado con Milán por asuntos de arte. Además de títulos tipo Cajas, Cruz, Círculo, Serpiente, Dos cajas y Alargado, la clave en sus obras son la combinación de materiales como hojas secas, chapa de hierro, ramas secas, papel pegado y corteza de árbol, que contribuyen a la fuerza generalizada junto con el campo formal. Fuerza, conviene recordar, que es una característica de siempre. Dos ejemplos. Cruz tiene forma de cruz y esqueleto, mientras que otra es un esqueleto con cabeza de chapa de metal. El conjunto puede definirse como un tipo de dramatismo muy bien encajado, siempre dentro de la realidad . Obra que atrapa.


Paco Rallo titula a su obra Primum ver, por Primera primavera. En efecto. Estamos ante cuadros de pequeño formato, cuadrados y rectángulos, singularizados por la fuerza en algunas obras y la generalizada alegría gracias al derroche de color acompañado por la abundante pasta y los sueltos trazos. Todo muy vital, estallante.


Acerca de Pedro J. Sanz titula al conjunto de sus dibujos como Pareidolias. Nuestra compañera de trabajo Desirèe Orus, el día de la inauguración, comentaba con absoluta precisión el significado de tan singular palabra, que luego escribió en su crítica para el Heraldo de Aragón, 5 de junio de 2014. Dice: Fenómeno psicológico que nos hace sacar parecidos en las nubes, las formas de las rocas y en este caso de los troncos de los árboles. Añadimos que en muchos diseños de baldosas.


El caso es que su obra se caracteriza por el lápiz graso sobre cartulina blanca, en plan puro, sin añadir otros elementos, al servicio de un ámbito formal repleto de imaginación, según nos tiene acostumbrados desde siempre para sus cuadros y dibujos con color. Decíamos ámbito formal como gran clave, pues tenemos una gran variedad de formas imaginadas que guardan íntima relación con el laberinto de las raíces y sus caprichosas ondulaciones y dulces quiebros. Y aquí viene el título Pareidolias, pues poco a poco, como si fueran encuentros fugaces, descubrimos en los dibujos picos de águila y un alto número de rostros. Apariciones del eterno azar. Dejamos constancia de dos esculturas de color verde oscuro, que mantienen las coordenadas de los dibujos. Muy bien resueltas, con poder.