Buscar este blog

viernes, 16 de junio de 2017

De lo emocional a lo sensitivo en la obra de Miguel Mainar



Miguel MainarMitologías contemporáneas, (libro 1, serie 2), nº 13. 2014. 
Foto montaje digital.




De lo emocional a lo sensitivo en la obra de Miguel Mainar.

Paco Rallo
Artista visual



La finalidad del arte es dar cuerpo a la esencia secreta de las cosas,
no el copiar su apariencia.

Aristóteles 


Miguel Mainar, Zaragoza 1949. Artista visual formado en la Escuela de Arte de Zaragoza (1963-1969) y en la Escuela Superior de Bellas Artes de París (1974-1979). En la capital del Sena entra en contacto con los movimientos artísticos de vanguardia, a la vez que estudia en los grandes museos a los artistas clásicos. En 1981, decide emprender viaje a Argelia, donde permanecerá durante siete años ejerciendo de profesor de dibujo y pintura. Regresa a España en 1987, estableciendo su vivienda y estudio en la aldea medieval de piedra de Ipiés, en el prepirineo de Huesca a las puertas del valle de Tena.
La obra de Mainar está  relacionada con su propia experiencia vital: desde su mirada en los grandes maestros que ha estudiado, hasta sus vivencias con la naturaleza; desde las luces cálidas del desierto y sus oasis, a la grandiosidad de las montañas y sus nieves; sin olvidar sus viajes por diferentes lugares del mundo, de Bolivia a la India… Una faceta más íntima de Miguel Mainar hay que buscarla en la cocina, manejando los sabores y las texturas de los alimentos y sus especias igual de bien que la alquimia de sus obras de arte, una delicia para los sentidos que hace que, junto con su compañera Montse, la conversación fluya con naturalidad en torno a una mesa en la que el tiempo parece detenerse.
Como pintor destaca su preferencia por la utilización del papel, en sus diferentes variedades y tamaños, también por la utilización de grandes y vetustas sábanas de algodón o lino. Sobre estas superficies va posando los pigmentos, aplicando texturas y conformando los fruncidos del soporte. Su personal trabajo abarca un cromatismo sobrio y refinado, desde los blancos puros a los azuletes luminosos, pasando por óxidos minerales, dorados, plateados, cobres, o las tierras naturales de ocres, sienas, verdes, grises y negros…, aplicando también toques cálidos de gamas intermedias, en pequeñas formas que surgen en el proceso de creación. Incluso su trabajo se enriquece con la incorporación de arenas,  grafitos, ceras, aceites o colas acrílicas, siendo un gran técnico en sus realizaciones.
La obra pictórica de Mainar, es y está en la más pura tradición internacional de la pintura abstracta rozando el minimalismo, pero siendo tan enigmática como sugerente, sensual, serena, espacial, epidérmica y espiritual. Pero sobre todo, sus obras gozan de gran belleza. Sin concesiones formales, y cuando surgen son meras referencias, simbólicas, geométricas o místicas. Sus cuadros invitan a la meditación y a penetrar dentro de ellos a través de las texturas, fisuras o azares de la propia obra. Es como entrar en un estado de concentración mental, igual que el magnetismo y la fascinación que producen ciertos tejidos de la antigüedad. Todo ello fusionado por las diferentes corrientes filosóficas y espirituales, donde él busca su perfección personal, que trasmite a sus obras.

Otra parte importante de su producción artística desde 2003 es el videoarte. Ha realizando infinidad de vídeos experimentales, tomando referencias iconográficas de los pintores clásicos, de la hagiografía de los santos y de los deseos carnales tanto mitológicos como humanos. En sus videocreaciones están presentes la vida, la muerte, el sexo, el dolor, la danza, los signos numéricos y alfabéticos, o cualquier elemento captado que le interese de otras películas o de sus propias filmaciones, que Mainar elabora y trata con maestría, haciendo un ejercicio de libertad de gran densidad barroca, al concebir los fotograma como collages visuales. Obtiene resultandos inquietantes, obsesivos e incluso repetitivos en algunos de ellos, sonorizados con música que también manipula, transforma y crea, generando con ello también collages sonoros, todo ello montado digitalmente por el propio artista y proyectado sobre soportes diversos.  

Un buen ejemplo de su arte es el del fotomontaje digital, que se reproduce en la cubierta y en estas páginas, donde se seleccionan una serie de obras que están sacadas de tres de sus muchos y cuidados libros de artista: La Tierra de 2013, Mitologías Contemporáneas de 2014-2015 y El Hombre Desnudo, creado en 2011 y publicado en impresión digital en 2015. Este último está formado por un corpus de 50 obras diferentes, numeradas y firmadas cada una de ellas, alojadas en un estuche diseñado para la edición múltiple, de tirada limitada a 20 ejemplares.


Revista Rolde de Cultura Aragonesa, nº 160-161 enero-junio 2017

domingo, 4 de junio de 2017

Solsticio de verano. Bierge



Paco Rallo. 2016, Solsticio de veranoBierge.

Acrílico sobre okume. 24 x 122,5 cm

PASE(E)N. Helena Santolaya.
Exposición en el domicilio de la artista.
Manuel Asín, Gonzalo Cao, Isabel Cebolla, Édrix Cruzado, Mariángeles Cuartero, Nicolae Didita, Ignacio Fortún, Frisk, Paco García Barcos, Ginevra Godin, Yago de Mateo, Miguel Ángel Gil Andaluz, Luis Marco, David Martínez Sánchez, Esther Mateo, Marian Mójica, Piluca Molero, Palmira Morán, Beatriz Navarro, Raúl Navarro, Inma Parra, pierre d. la, Marisa Pons, Paco Rallo, José Vicente Royo Díez, susana vacas, Victoria Viñau.
Del 17 de mayo al 30 de junio de 2017.
San Vicente de Paúl, 10, 1º dcha. Zaragoza.
De lunes a viernes
de 18 a 21horas.

PASE(E)N. Helena Santolaya



PASE(E)N
Esther Moreno
Helena Santolaya intercambia los espacios expositivo y doméstico -público y privado- trasladando el pasillo de su casa a la sala Juana Francés (construyendo dicho pasillo dentro de la sala y amueblándolo con los objetos que este pasillo alberga) y convirtiendo el pasillo de su casa en una sala de exposiciones en la que exponen veintisiete artistas, que se visita en paralelo a la sala Juana Francés. De manera que la exposición consta en realidad de dos espacios: la sala y el domicilio de la artista, y nos propone dudar acerca de cuál es el mundo del arte y cuál el cotidiano, ¿son distintos, están separados o se mezclan? ¿Cuál es la relación entre lo público y lo privado en la trayectoria de esta artista?
Como Louise Bourgeois en sus Celdas, Santolaya establece un juego entre el espacio doméstico y el espacio simbólico, y explora mediante la arquitectura su memoria y sus emociones, trayendo no solo elementos de su casa sino la propia arquitectura de esta casa -el pasillo- al espacio expositivo. A diferencia de Bourgeois, para quien el arte es una reelaboración de su miedo y angustia infantiles al abandono como modo de exorcizar el dolor, nos encontramos aquí con una práctica artística de la celebración colectiva y con un ejercicio de memoria en torno a la gura de la madre basado en el reconocimiento y en el recuerdo de la capacidad de aquella para ser feliz.
El pasillo de la casa de Helena Santolaya no es cualquier pasillo. Un pasillo es un espacio de comunicación entre estancias, pero en este caso es además un lugar de encuentro en las estas que la artista da en su casa, y, en sus palabras, un auténtico palimpsesto de las distintas estas que por él han pasado.
La fiesta tiene que ver con uno de los oficios de Santolaya, quien ha regentado varios de los bares de copas más especiales de la noche zaragozana, y con otro de sus oficios: conocer y poner en relación, con finura, a las personas. No es casual que en este pasillo confluyan el gusto por la interrelación personal con el reconocimiento del legado de la madre, y el corazón mismo de la instalación esconde un secreto homenaje a ella.
En el pasillo de Helena Santolaya hay muchísimos objetos: vestidos, maletas, libros, una inmensa colección de pendientes salidos de sus manos en los que cualquier objeto cotidiano es miniaturizado y convertido en adorno... Nos deslizamos al terreno corporal, a la relación de la casa con el cuerpo y del cuerpo con el adorno. La forma en la que nos adornamos, o no, dice mucho de la relación que tenemos con el mundo. Si el juego de pendientes que te pones hoy es un lápiz y un cuadernito tal vez estás simbolizando tu amor por la escritura en un adorno, mostrando un concepto diferente de pendientes, poniendo en relación el adorno con los objetos cotidianos... La forma en la que adornas tu cuerpo o arreglas tu casa puede tener que ver también con lo que has aprendido de tu madre.
La casa es el cuerpo y un cordón umbilical-cadena humana ha transportado el contenido del pasillo a la sala Juana Francés en una acción callejera que aporta un vibrante latido al sentido del proyecto. Santolaya ha convocado a sus amistades para esta especial mudanza, y unas doscientas cincuenta personas de todas las edades y diversas procedencias se han pasado de mano en mano todos esos objetos (vivencias, temporalidades...) desde el domicilio de la artista hasta la Casa de la Mujer, produciendo, además de un común colaborativo y alegre, una imagen de continuidad entre cuerpos, objetos y memoria, una noción de intercorporalidad, sumamente interesante.
Mientras que la sala Juana Francés se impregna del mundo emocional del pasillo de la casa de Santolaya, su vivienda -su pasillo- se convierte en el espacio público: la artista ha invitado a un conjunto de veintisiete artistas que ya expusieron en el “Escaparate” de La Caja de los Hilos -su último bar- a que, con la ventana como tema de reflexión común, realicen una intervención en el citado pasillo, que se configura, una vez más, como espacio de diálogo, artístico y vital. Las fronteras entre arte y vida cotidiana se confunden, disuelven y difuminan.

PASE(E)N. Helena Santolaya
Exposición en el domicilio de la artista
Manuel Asín, Gonzalo Cao, Isabel Cebolla, Édrix Cruzado, Mariángeles Cuartero, Nicolae Didita, Ignacio Fortún, Frisk, Paco García Barcos, Ginevra Godin, Yago de Mateo, Miguel Ángel Gil Andaluz, Luis Marco, David Martínez Sánchez, Esther Mateo, Marian Mójica, Piluca Molero, Palmira Morán, Beatriz Navarro, Raúl Navarro, Inma Parra, pierre d. la, Marisa Pons, Paco Rallo, José Vicente Royo Díez, susana vacas, Victoria Viñau.
Del 17 de mayo al 30 de junio de 2017
Casa de la Mujer
Don Juan de Aragón, 2. Zaragoza.
 De lunes a viernes de 12 a 14 y de 18 a 21
Domicilio de la artista

San Vicente de Paúl, 10, 1º dcha. Zaragoza.
 De lunes a viernes
de 18 a 21