Grupo Forma
(Paco Simón, Paco Rallo, Fernando Córtes y Manuel Marteles),
en el estudio de calle Santa Cruz, 9. Zaragoza, 1973.
Fotografía: Jacinto Ramos.
Escuela de Artes Aplicadas y Oficios Artísticos de Zaragoza.
Coincidí en este antiguo edificio, que había sido pabellón durante la exposición Hispano Francesa de 1908, construido para acoger la Escuela de Artes, con los que iban a ser mis compañeros de viaje y miembros del grupo Forma, los pintores Manuel Marteles, Fernando Cortés y Paco Simón. También con otros artistas que estuvieron cercanos a nosotros y que fueron cómplices de nuestras acciones, manifiestos, happenings y propuestas plásticas… me refiero al pintor José María Blasco Valtueña y al escultor vasco Iñaki Moreno Ruiz de Eguino.
Esta escuela contaba con un profesorado perezoso, fiel a un sistema de enseñanza absolutamente decimonónico, con registros muy cercanos a Falange, Sección Femenina y Acción Católica; alguno de los profesores —los más vagos eran los de mayor rango— se dedicaban a pasear por las clases, baboseando con las alumnas y dejando la responsabilidad de la formación a unos jóvenes «penenes» en busca de un puesto de trabajo fijo; éstos daban las clases con gran dedicación, aplicando sin piedad la doctrina que les imponían. ¡Cuánta hipocresía! En clase, mano dura; en la calle, colegas exponiendo juntos. No les guardo rencor. Los profesores mayores, hijos del régimen, utilizaban la escuela y sus instalaciones a su antojo, disponían gratis total de talleres de trabajo dentro del edificio, en el centro de la ciudad y con plaza de aparcamiento incluida. Asimismo, había un pequeño grupo de maestros con ganas de trasmitir sus conocimientos. A estos sí que les teníamos respeto.
Una de las muchas acciones-protesta que realizamos los del grupo Forma, de gran belleza ecológica y conceptual, la preparamos en la amplia aula de modelado. En el otoño de 1972, una gran pila de hormigón a modo de bañera alojaba unos mil kilos de arcilla, que se empleaban para realizar los ejercicios de modelado, según el curso; tres ciclos coincidían en la misma aula a diferentes horas, y todos los alumnos de la escuela la utilizábamos. La acción conceptual se planteó como protesta al sistema educativo cursi, anticuado, que reprimía nuestras iniciativas creativas; la operación fue meditada, siendo muy conscientes de lo que iba a suceder y de las consecuencias que para nosotros podía acarrear. Una tarde, al finalizar la última clase de modelado, vertimos el contenido de una caja de alpiste para pájaros en la pila de arcilla y ¡a esperar unos días a que las semillas germinasen! La clase terminó por convertirse en un vergel: de los cerca de cien ejercicios comenzados por los alumnos (hojas, adornos, orejas, manos, pies, caras, cabezas, torsos, estatuas… que cada alumno modelaba, teniendo como referente un modelo en escayola para copiarlo) brotaban sin parar por todas partes de mijo germinado. ¡Fue un espectáculo maravilloso el ver toda esa surrealista carnicería de fragmentos humanos de barro, llena de brotes verdes! El aula se convirtió, por unos días, en un jardín conceptual de los Forma.
Rallo, Paco: «Espacios y actitudes. Jóvenes en busca de la libertad. 1968-1975»,
en el libro Zaragoza Rebelde. Movimientos sociales y antagonismos, 1975-2000,
Colectivo Zaragoza Rebelde, 2009, pp. 487- 490.
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