Camposanto de
La Cartuja Baja de Zaragoza
Paco Rallo
Artista visual
Una de las visitas pendientes que tenía con mi
ciudad, era la del cementerio de La Cartuja o cementerio
viejo. Este fosar es el más antiguo de Zaragoza datando su actividad pública
desde 1791. El día de Todos los Santos
de 2017, cumplí mi deseo de conocer este espacio. Propiedad de la Diputación
Provincial de Zaragoza, proporcionaba sepultura a los enfermos que morían sin
recursos en el Real y General
Hospital de Nuestra Señora de Gracia, y posteriormente, en 1814, se amplió con
el mismo criterio a los vecinos del municipio. Es también camposanto de ilustres personajes y de las hermanas de la Caridad de Santa Ana, congregación
religiosa ligada a dicho hospital y a la casa de Misericordia u hospicio de la
ciudad.
Sorprende lo pequeña que es esta necrópolis y a
la vez lo descuidada que se encuentra. No costaría tanto mantener este páramo
de tierra en un estado óptimo hasta convertirlo en un jardín, el edén que se
merecen sus moradores. También se echa en falta una señalización explicativa de
su historia o que incluso destacara a sus moradores ilustres como Manuel Lasala, Lasierra Purroy, José Ardanuy, el alcalde Caballero Ibáñez,
el doctor Félix Cerrada o Francisco Blesa.
Siempre he tenido un gran respeto por el Arte Funerario. Sé que detrás de
muchos mausoleos con sus adornos, estatuas, frisos y laudas con epigrafías en
alto o en bajo relieve, casi siempre hay un escultor anónimo, salvo excepciones
vinculadas a encargos de mayor magnitud. Igualmente están presentes en las
humildes lápidas, algunas realizadas por manos primorosas. Eran encargos que
recibían los artistas por diferentes talleres de piedras y mármoles en cualquier
ciudad. Actualmente ya no existe esta tradición, que ha sido sustituida por la
manufactura industrial.
Este cementerio, posee algunas lápidas de estimable belleza en cerámica, en
chapa esmaltada y las de labra de mármol con dorados de ley. Pero lo más
interesante e importante es el panteón
de los Gil Marcilla. En su puerta de entrada tiene unos magníficos altorrelieves
tallados en piedra arenisca, salidos de las manos de un maestro escultor
(desconozco la autoría). En su dintel la figura de Cristo yacente con un Ángel
que le sujeta con la mano derecha la cabeza, mientras con la otra mano señala al
cielo. En la jamba izquierda, una figura femenina o plañidera, a sus pies una
calavera de perfil. En la jamba derecha, un Ángel mirando a la gemidora e indicándole
con el dedo índice en sus labios el silencio, porque el hijo de Dios ha muerto,
mientras la otra mano sujeta la corona de espinas símbolo de la pasión; a los
pies de este ángel, una calavera frontal. Panteón digno de estar catalogado
como BIC. Se debería acometer una restauración con urgencia, antes de que sea
demasiado tarde.
Interesate , descubrimiento , casi podriamos decir que es el espacio perdido
ResponderEliminarCarlos Bogdanich.
ResponderEliminarBuen documento y magnífica oportunidad para que los responsables de su mantenimiento permitan su reparación y conservación, de la mano de los buenos escultores y artistas que hay en Zaragoza.