Diseño cubierta del libro: Marisa Lanca
Valtueña: la
sublimación de lo cotidiano
Paco Rallo
Artista visual y Diseñador
Grafico
Huesca, 12 de mayo de 2008
Origen
He decidido hacer lo que me gusta porque es
bueno para la salud.
Voltaire
La escuela de artes aplicadas y oficios artísticos, vieja y decadente
estaba en manos de los hijos del régimen, zánganos como pocos he conocido
nunca, sin ningún interés en darnos formación ni enseñarnos nada, nuestras
inquietudes chocaban frontalmente con estos parásitos. Reconozco como positivo
el haber pasado por ella, donde pude conocer a artistas transcendentes en mi
vida como Valtueña.
En estas últimas cuatro década he conocido y tratado a muchos artistas
visuales, casi todos fascinantes destacare a unos pocos: Juan Manuel Díaz
Caneja; Wolf Vostel; Pepe Ocaña; Jean Sariano; John Cage; Eugenio Granel;
Fabrizio Plessi; Pepe Ortega… y Valtueña desde que lo conocí y hasta ahora
siempre le han interesado cosas muy diversas entre ellas, las antigüedades, el
flamenco, el ajedrez, las mujeres, el teatro, la música, la magia, la
gastronomía… Y sus negocios imposibles.
Locura
La cultura es una patrona muy mala puta: da
muy poco de comer y mucho que pensar.
Octavio de Toledo
Hemos participamos juntos de muchas exposiciones maravillosas, de
proyectos casi todos imposibles, entre nosotros ha existido mucha complicidad y
confidencia, he sido padrino de su primera boda, y testigo de su segunda,
también he sabido de casi todas sus amantes, algunas las conocí y me hablaron
de el maravillas, he visto a sus tres hijos a las pocas horas de nacer, nos
hemos ayudado cuando fue necesario y también nos hemos enfadado más de una vez.
Cuando Blasco Valtueña me hablo de montar un bar con actividades
culturales, me intereso el proyecto, entendí que nos podía facilitar una
estabilidad económica, para reforzar nuestras aspiraciones como artistas de
vanguardia emergentes e influyentes que éramos en la Zaragoza de finales de los
70, recién comenzada la democracia, a las puertas de la primera década en
libertad y sobre todo cuando estaba por hacerse casi todo. Se suponía que las
cosas nos serían fáciles en la esencia del proyecto, teníamos como valor seguro
el que conocíamos a todas las personas y sectores de la cultura, yo pertenecía
a la Asamblea de Cultura que se había fundado a finales de 1977, que tenía
dentro del panorama aragonés cultural a las personas con los planteamientos más
progresistas.
La impaciencia de Valtueña desencadeno el que yo no entrara en el
proyecto. Se enamoro de un local grande que estaba situado en una zona muy
degradada que iba a más, realizo la instalación lo mejor que pudo dentro de la
economía que disponía e inauguro el proyecto BV-80, un espacio multidisciplinar
para la creación, con su programación de espectáculos de teatro, música,
presentaciones de libros y diferentes eventos… La decoración con una bella
barra de madera de autentico estilo Art-Nouvea, a la entrada del bar y
el interior con una muy buena colección de objetos antiguo, las
paredes con cuadros de artistas muy conocidos en la ciudad, para el recuerdo
los dos grandes cuadros que tuvo el BV-80, uno del maestro pintor e
intelectual, Ángel Aransay, otro del secretario de la «OPI» y poeta «Postista»,
Antonio Fernández Molina, hubo fiesta de presentación de este cuadro al que
asistí en compañía del doctor Julián Vizcaíno, –que atesoraba una colección de
cuadros de su amigo y paciente, el artista surrealista José Luis González
Bernal– hombre de edad avanzada que te ofrecía en su casa un buen vodka frio
sin hielo, de fina conversación y elegancia natural usaba pajarita y bastón.
Durante el tiempo que estuvo abierto el BV-80, fui cliente más o menos fijo
discontinuo y nocturno, solía ir a buscar a mi amigo y perdernos en la noche.
Madurez
La revolución se lleva en el corazón no en la
boca para vivir de ella.
Ernesto Che Guevara
Estos casi cuarenta años que han trascurrido desde nuestro primer
encuentro, con sus avatares y distancias que han existido, hasta la actualidad,
quizás sea uno de los mejores momento desde hace ya mucho tiempo que veo a
Valtueña, como artista ha crecido, como persona sigue tan apasionado y
exagerado como siempre, ha conseguido uno de sus sueños, el posee una gran casa
con jardín cerca de la ciudad, la que el siempre deseó tener, donde
reencontrarse por fin con sus múltiples y diversos objetos con las obras de
arte, que tanto le costó conservar, porque también tuvo que desprenderse de
muchas por el camino, después de pasar por diversas casas y lugares, con todos
los problemas que tuvo que afrontar, tanto económicos como familiares, en un
periodo duro de su vida.
Como dice el refrán la vida aprieta pero no ahoga y todos los días sale
el sol, la luna y la vía láctea, el supo encontrar el amor que le proporciono
la estabilidad emocional que necesitaba, en su enamorada mujer Marisa Lanuza,
la compañera incondicional que le ha equilibrado, dándole seguridad, solidez y
recobrando su autoestima desde hace ya muchos años. Que importante es una mujer
al lado de un artista que le comprenda que le ayude y que no le ocasione más problemas
de los que su mundo creativo le proporciona que son muchos y muy complejos.
En los últimos cinco años Valtueña ha estado dedicado y obsesionado al
bello arte de escribir, le ha supuesto una catarsis al reencontrarse con los
fantasmas del pasado, el tenerse que psicoanalizarse el mismo, enfrentarse al
otro yo que llevamos dentro, el buscar en su memoria, en las hemerotecas y en
la memoria de los otros protagonistas, a través de un sinfín de entrevista y de
tener mucha paciencia, reconstruyendo como un cirujano plástico su historia
olvidada casi por el mismo, como arrinconada por los críticos e historiadores
locales de la injusta ciudad de Zaragoza, para darse cuenta desde la
información que posee y la distancia del tiempo que ha trascurrido que aquella
aventura ilusionante que le llevo a la ruina y las consecuencias que le
ocasionaron, renacer con fuerza de las cenizas como el ave fénix. Donde
Blasco Valtueña y su BV-80 fueron transcendentales en los comienzos de una
década maravillosa la llamada de la «movida», que como casi siempre nos ha
pasado a los dos, hemos sido pioneros antes que los acontecimientos se
hicieran. El haber promocionado en una ciudad estéril en su época, en este
terreno y creído en una generación de músicos Punkis… disponiendo para ellos
desde unos sótanos donde poder ensayar, hasta un espacio donde poder tocar la
música que estaban creando y que le pudieran ver y escuchar.
Ahora el espacio BV-80, nos parece un lujo, por lo que allí aconteció,
junto con algún otro caso aislado que surgió un tiempo después, pocas ciudades
tuvieron una movida como esta, pero también es verdad que en esas ciudades
española donde sucedió, tuvieron la suerte de que se dieran las bases de tener
una política cultural adecuada y progresista, sabiendo estar a la altura de lo
que estaba sucediendo en el tránsito hacia la nueva democracia española, donde
se empezaba a cuestionar todo el sistema heredado del pasado inmediato, algunos
se esforzaban en cambiar de camisa, otros de quitase la caspa y el sebo de las
sotanas y de los uniformes, eso sí muy lentamente, a la vez que se imponían las
nuevas estéticas de las diferentes tribus urbanas.
Rallo, Paco: «La
sublimación de lo cotidiano», en el libro Noches de BV80, Libros
del Innombrable, 2010, pp. 7-10.
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