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jueves, 22 de agosto de 2013

Coloquio nuevas tecnologías


15 de mayo de 2013 a las 19,30 horas en el salón de actos del Centro de Historias (Plaza San Agustín, 2, Zaragoza), tuvo lugar la celebración de nuestra mesa redonda.

La influencia de las nuevas tecnologías
en la creación artística

En la misma intervinieron:
Sergio Abraín, pintor, decorador y diseñador
Paco Rallo, pintor y diseñador
Emilio Casanova, productor y realizador de audiovisuales
Nestor Lizalde, experto en nuevos medios y artes visuales

Moderador:
Eugenio Mateo, galerista y escritor.
Ellos intentarán plantear las preguntas que, sobre el tema, preocupan al creador y que intervienen en su relación con la obra. Son cuestiones interesantes que nos ayudarán a comprender el arte de nuestro tiempo y a imaginar el arte del futuro.


Arte de los nuevos  medios


Revista Crisis n 3, donde publico un articulo sobre "Arte de los nuevos  medios" (pp.70-73).

http://www.erialediciones.com/revista-crisis/






Arte de los nuevos medios

Paco Rallo

El Arte no reproduce lo visible. Lo hace visible.

Paul Klee



Una de las vertientes creativas más representativas del Arte actual se identifica con ciertas herramientas que no son las tradicionales; algunos creadores asumen plenamente estas posibilidades y sus obras son la constatación del firme compromiso entre su realidad vivencial y los avances tecnológicos y científicos que definen y marcan nuestra civilización en este nuevo siglo. Hablamos de la utilización de estas nuevas tecnologías  como instrumentos que posibilitan la creación y pienso que, en ese sentido, no existe diferencia alguna entre el pincel de siempre y la nueva paleta gráfica.

Hay algo que la mayoría de los artistas actuales tenemos más que asumido: el hecho de que la creatividad nunca puede ser constreñida por la herramienta empleada. En este sentido, para mí es tan importante que se sigan empleando materiales y técnicas tradicionales, como el que los artistas nos sirvamos sin dogmatismos de las nuevas técnicas informáticas digitales en nuestro trabajo cotidiano; y lo que es aún mejor, que se produzca una mezcla “alquímica” de ambas, tal y como sucede con frecuencia en las propuestas artísticas actuales. No tengo ninguna duda de que, en el futuro, la validez de este proceso enriquecedor no hará sino confirmarse y de que unas y otras sabrán pervivir y cohabitar en el tiempo (juntas, o por separado), llegando a retroalimentarse entre sí en aras de la creatividad, para recorrer con nuevos bríos el amplio camino del mundo del Arte en todas sus vertientes y manifestaciones.

Concebido como nueva herramienta de creación, el ordenador ha conseguido estar presente actualmente en la mayoría de las disciplinas artísticas consideradas como clásicas en el pasado siglo: la animación, la arquitectura, el cine, el collage, el dibujo, el diseño, la escultura, la fotografía, el fotomontaje, el grabado, el happening, la ilustración, la instalación, la música, la obra gráfica, la pintura y el vídeo.

El término acuñado de «Arte de los Nuevos Medios» define esta tendencia que acoge aquellas obras que utilizan las tecnologías emergentes para difundirse a través de los medios de comunicación. Una realidad que ha sido etiquetada por nuevas denominaciones ampliamente aceptadas e implantadas; entre ellas, solo por citar algunas: arte electrónico, escultura digital, arte fractal, arte infografico, arte interactivo, arte multimedia, arte en la red, arte robótico, arte virtual, arte de transmisión, videoarte y un largo etcétera.

El trabajo creativo del soporte audiovisual o del electrónico o digital, cuenta para su posterior presentación con la fascinante herramienta de Internet y sus diferentes redes de distribución y presentación. Puede afirmarse que, en la actualidad, el ciberespacio supone la vía más apropiada y rápida y, por tanto, más utilizada por los artistas para difundir sus trabajos en tiempo real. Pero no podemos olvidarnos de algunos que trabajan con otros soportes tecnológicos de carácter innovador como pueden ser: cámaras de seguridad, sonido, videoarte, videojuegos, portátiles, telefonía iPhone, tabletas iPad o navegadores GPS, por citar algunos ejemplos. Estos creadores vuelcan también sus investigaciones a través de la red y de las redes sociales, con sus blogs y páginas web, personales o especializadas; el uso de estas tecnologías con actitud experimental, creativa y crítica, las redefine como medios artísticos, dentro del proceso de desmaterialización que experimenta el Arte de hoy. Como nos explica el profesor y escritor argentino Diego Levis: “El arte digital se inserta en un proceso progresivo de desmaterialización de la obra artística que se retrotrae a la incorporación de la fotografía al ámbito de las artes, a finales del siglo XIX”.

Considero que cada artista es libre de elegir aquellas herramientas que le sean más útiles para su expresión dentro de un lenguaje propio, según las necesidades plásticas o visuales de los proyectos afrontados. Para mí, todas son igualmente valiosas y, personalmente, convivo con ellas sin complejos ni tabúes; las utilizo sin distinción, desde las más clásicas hasta las más innovadoras, si se adecúan a mis planteamientos creativos; decido la que necesito en función de cómo deseo tratar la obra que voy a realizar. Estos útiles no son capaces de hacer nada que uno no lleve dentro y sepa cómo expresar; por ello exigen cierto nivel de planificación previo, saber cómo resolver técnicamente cada una de las obras según su ulterior función, resolver sus dimensiones y los materiales que se van a utilizar, elegir el soporte más adecuado en cada momento para que la obra obtenga el resultado más bello posible… En este sentido, no vale la improvisación y es vital dominar el “oficio”, como siempre ha ocurrido. Aunque considero mucho más importante el resultado que pueda traslucirse en la obra terminada, el hecho de que, de alguna forma, quede impregnada en ella su “vivencialidad”, se signifique el proceso conceptual en que has estado inmerso poniendo en juego tu saber creativo, cultural e intelectual, con la transmisión de sensaciones e inquietudes. Todo ello dota a la obra de vida propia, de poder de trasmisión y comunicación, de capacidad para interactuar con el público receptor —incluso buscando a veces la provocación y el desconcierto—, convirtiéndola, en definitiva, en una Obra de Arte.

Estas ideas no son nuevas para mí. Extraigo textualmente un fragmento del texto que preparé en el año 2002 para el catálogo de mi exposición en la Fundación Maturén en Tarazona (Zaragoza) y que considero ilustrativo sobre las inquietudes que hoy en día siguen estimulando mi proceso creativo:

(...) El artista, el creador, ha pasado a ser un mago-diseñador, un cleptómano icónico, objetual y un ávido recolector de recursos que maneja desde el pensamiento. La conjunción de todos ellos puestos al servicio de un elaborado discurso es la aportación del artista a lo que definimos como resultado artístico.

La decisión vital de consagrase al Arte es dura y exigente. Obliga a adquirir con el tiempo una estructura mental provista de una adecuada coherencia estética. Ese a veces áspero pero siempre fascinante aprendizaje, que te conduce a la anhelada meta de ser artista, te concede el privilegio de acceder a un universo estético propio. La actitud de ser un observador analítico, receptivo y curioso con lo que te acontece, y el tener abiertos los seis sentidos para mostrarte sensible y permeable hacia tu entorno vital te estimulan a avanzar más rápido en tu camino creador, como también ayuda el ser crítico y selectivo con uno mismo y con la obra que realizas. Porque no vale todo: hay que saber destruir para construir otras obras, depurando los fallos cometidos, aplicando el criterio innato que determina esa personalidad consustancial a cada artista que siempre debe ser respetada.

Las diferentes técnicas y los diferentes estilos han ido evolucionando, muy despacio o muy deprisa, según las circunstancias de cada momento histórico. Esta evolución se ha hecho posible gracias a los avances técnicos del ser humano. Desde las primeras expresiones con pigmentos en las cuevas rupestres, pasando por las diferentes técnicas de preparación de muros de construcción y tablas de madera —encausto con tratamiento de ceras calientes, temple al huevo sobre estucos de yeso, fresco—, hasta llegar al gran avance que supuso en el Renacimiento el óleo sobre lienzo, barnices y lacas, etc., la humanidad recorrió un largo camino de innovaciones técnicas en lo pictórico. Posteriormente, a los pintores se les abrieron nuevos mundos con la llegada de los acrílicos, alquídicos y resinas sintéticas. Todos ellos fueron grandes avances que cambiaron el rumbo del Arte y que han sabido perdurar, como ya hemos comentado, hasta la llegada del ordenador, una de las revoluciones tecnológicas de mayor calado en las últimas décadas. Si reflexionamos en este amplio proceso de cambios, podemos entender mejor cómo, en periodos anteriores, tuvo que ser traumático para los artistas el adaptarse y aprender a trabajar con estos nuevos materiales que se iban imponiendo, para proseguir inmersos en un camino de creación que nunca cesará. Como refleja el pensamiento del artista Raúl Soldi: “El Arte nunca progresa, evoluciona”.

Una de las fases más revolucionarias de este proceso evolutivo, tiene que ver con la entrada en escena de la fotografía y el cine. A partir de ese hito, el sentido y la función del Arte cambiaron, y los artistas fueron adaptándose —como siempre ha ocurrido— a los nuevos medios disponibles, utilizando estas novedosas herramientas para crear sus obras desde otras perspectivas más integradoras y abiertas. Un nuevo y renovado esplendor alumbró el camino de la historia del Arte con las llamadas vanguardias históricas, desde el Dadaísmo —con sus fotomontajes, collages, décollages, ready-mades, acciones políticas y performances— a la tendencia del Pop Art, reivindicadora de una cultura comercial y popular que supo integrar en su discurso estético el lenguaje propio de los anuncios, cómics, revistas y reproducciones seriadas, y la utilización de técnicas también propias de estos medios de masa, desde la gráfica a la fotografía. Así llegamos a nuestro presente, marcado por unos modos de vida cada vez más sometidos a lo tecnológico, campo que en sus comienzos estuvo vinculado al arte conceptual, más centrado en las ideas que en los propios objetos, y donde encontramos como máximos exponentes al movimiento internacional Fluxus, con sus happenings, performances, el videoarte y la música electrónica o concreta. Ellos son los grandes pioneros de todo lo que se ha generado posteriormente hasta llegar a esta nueva coyuntura en que hoy nos hallamos inmersos, donde el «Arte de los Nuevos Medios» no da nada por supuesto o por cerrado, y todo está por hacer… 

En Zaragoza, a 28 de mayo de 2013